Dos goles del brasileño contrarrestan el desempeño de un Bayern superior en el grueso del encuentro


El Real Madrid salió vivo del ‘infierno’ bávaro, pero sufrió. Sufrió mucho. Los alemanes saltaron al césped con las ideas claras, cargados de valentía, sin complejos y haciendo de su feudo una fuerte baza contra el conjunto merengue. La presión alta de los muniqueses en el primer cuarto de hora hacían tambalear a un Real Madrid que se veía desbordado ante el acoso inicial. Sané probó a Lunin desde muy pronto y Kane hacía gala de su libertad en el esquema de Tuchel, saliendo del área de castigo haciendo de hilo conector entre la zona de creación y de finalización. Con el paso de los minutos el Real Madrid comenzó a encontrar situaciones proclives que aprovechaba para bajar pulsaciones y enlazar posesiones largas. El fin era dar tregua al arreón de un Bayern que no dejaba de enfilar portería y atacar en tromba con Musiala como director de orquesta.

En el minuto 24, la escuadra capitalina adormecía la situación con una secuencia de pases a un ritmo tan bajo que nadie podría haber imaginado su desenlace. Ya lo había dicho Tuchel en rueda de prensa: «Si miras sus goles y rebobinas 10 segundos, no los ves venir», y así fue. Toni Kroos, catedrático en la Universidad de entender el juego, advirtió, trazó y dibujó un pase al espacio que aprovecharía Vinicius para batir a Neuer. El desmarque del brasileño a la altura del pase. Fútbol. El gol dio pie a que finalizara el primer acto con un Real Madrid desperezado y un Bayern que, a pesar de haber sido superior en el primer tramo, se iba por detrás en el marcador.

Tras la reanudación, los de Carlo Ancelotti tuvieron en las botas de Toni Kroos el 0-2, pero fue Leroy Sané el que batiría a Lunin en la acción posterior con un potente disparo al palo corto, tras una gran internada por el sector diestro (1-1). Sin tiempo para asimilarlo, Musiala continuaba haciendo estragos y fue objeto de falta en el interior del área madridista. Lucas Vázquez no pudo frenar al alemán y concedió una pena máxima que Harry Kane se encargó de transformar, poniendo por delante al conjunto alemán y haciendo explotar en júbilo a todo el Allianz Arena (2-1). Tras la momentánea remontada, el Real Madrid no encontraba su lugar sobre el césped y el Bayern continuaba siendo protagonista. Aún así, Vinicius pudo hacer el 2-2, pero Neuer solventó sin problemas achicando el disparo. En el 83, fue el propio Vinicius el que encontró a Rodrygo dentro del área antes de ser arrollado por Kim Min-Jae. El colegiado no dudó y pitó un penalti que acabaría convirtiendo Vinicius, erigiéndose como figura de otro de esos choques que dignifican al rey de los torneos.





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